Durante la gestación una buena alimentación es esencial para garantizar el aporte de nutrientes y energía necesarios para el correcto desarrollo fetal, una buena forma física de cara al parto y una ganancia ponderal normal durante el embarazo.
Además, favorece la disminución de síntomas que pueden resultar muy molestos como las náuseas, los vómitos o el estreñimiento y el riesgo de aparición de enfermedades como la anemia, la diabetes gestacional, la hipertensión o incluso la depresión postparto.
La alimentación durante el embarazo a menudo se enfrenta a numerosos mitos. Resulta muy común escuchar que el embarazo “es un buen momento para comer sano y adelgazar” o que “es necesario comer por dos”.
El embarazo no es un momento para adelgazar, de hecho, dietas con menos de 1800 kilocalorías al día no aseguran un correcto aporte de proteínas y de nutrientes al feto. Tampoco se debe comer por dos durante el embarazo. Nuestro patrón alimentario no debe variar, si no fomentar una alimentación más sana, evitando los productos industrializados.
Como norma general, la ganancia ponderal durante el embarazo se debe situar entre los 9 y 13 kilos, pero en cualquier caso el peso ha de ser controlado por el médico de forma individual para cada embarazada.
Tu nutrición durante el embarazo debe ser rica en hidratos de carbono, proteínas y lípidos. Además, debe ir acompañada de agua (al menos 3l al día), minerales y vitaminas.
Lo más recomendado por lo profesionales es incluir en nuestras comidas todos los alimentos pertenecientes a la dieta mediterránea:
Incluir alimentos ricos en potasio, zinc y Omega 3 son buenos suplementos de esta dieta.
Hay una serie de alimentos que pueden resultar perjudiciales durante el embarazo y que por tanto, debes reducir o eliminar de la dieta:
Existen una serie de infecciones que pueden generar complicaciones graves durante el embarazo. A continuación, vamos a explicarte cómo prevenir su contagio.
Toxoplasmosis: es un parásito que se origina en el gato, en el agua y en la carne.
¿Cómo podemos evitarlo?
Consumiendo agua potable y cocinando por completo los alimentos. Debes evitar embutidos como el chorizo, el salchichón, el lomo o el jamón serrano, a no ser que pasen por un proceso de congelación de 7 días o un proceso de cocción. A la hora de ingerir fruta, debes pelarla y lavarla bien. Y en tu rutina diaria, si realizas trabajos de jardinería, debes usar guantes y lavarte muy bien las manos. Por último, si tienes animales domésticos, especialmente gatos, debes evitar el contacto con sus excretas.
Listeria: es una bacteria que puede contaminar muchos alimentos, es resistente a la refrigeración y a la cocción a bajas temperaturas.
¿Cómo podemos evitarlo?
Si vas a recalentar alimentos es importante que lleguen al punto de vapor, recordando siempre lavarte las manos y los utensilios previo al cocinado para evitar contaminaciones. Por otro lado, a la hora de consumir lácteos y derivados debes asegurarte de que son de leche pasteurizada.
Anisakis: es un parásito que vive en los intestinos de peces de mar y cefalópodos.
¿Cómo podemos evitarlo?
Alcanzando los 60 grados de temperatura para destruir el parásito en los procesos de cocción, horneado, fritura o plancha. Si vas a consumir pescado crudo o cocinado a baja temperatura deberás congelarlo 5 días a -20ºC.
Mercurio: es un metal pesado que cada vez está más presente en nuestro medio, debido al incremento de la contaminación.
¿Cómo podemos evitarlo?
Deberás evitar el consumo de peces grandes (atún rojo, pez espada, emperador, lucio y peces similares al tiburón).
La alimentación es el factor preventivo de problemas de la salud más fácil y más sencillo. Si incluyes estos consejos en tu dieta estarás fomentando el correcto desarrollo de tu hijo y, sobre todo, su salud el día de mañana.
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