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Problemas digestivos del recién nacido: cómo identificar signos de alarma

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DRA. CRISTINA GARCÍA
foto bebé problemas digestivos pediatra

Los problemas digestivos del recién nacido pueden ser muy variables y algunos pueden cursar de forma leve, pero otros pueden resultar más graves. 

Esto se debe a la inmadurez del sistema digestivo de los recién nacidos. Esta inmadurez es una característica natural del desarrollo humano y, a medida que tu bebé crezca, su sistema digestivo madurará progresivamente. Esto significa que, aunque pueda haber ciertas dificultades digestivas iniciales, es fundamental comprender que con el tiempo la mayoría de estos problemas tienden a resolverse por sí solos a medida que su cuerpo se adapta al proceso de digestión. 

¿Cómo puedo ayudar a que mi bebé expulse los gases?

En primer lugar, debemos comprender que el recién nacido tiene que aprender a coordinar la succión y la deglución, es decir, aprender a tragar y también a expulsar los gases. Hasta que sea capaz de realizar este proceso por sí solo, seremos los padres quienes les ayudaremos. 

Para ello, tras la toma, debemos sentarle sobre nuestras piernas y dar palmaditas en la espalda de nuestro bebé, para así ayudarle a expulsar los gases. También podemos colocarle en posición vertical sobre nuestro tórax, con la cabeza sobre nuestro hombro.

¿Es normal que mi bebé tenga mucho hipo?

El hipo en bebés es algo de lo más común y es causado por contracciones involuntarias del diafragma y los músculos respiratorios, seguidas de un cierre súbito de la glotis. 

Incluso antes de nacer, los bebés experimentan el hipo desde las ocho semanas de gestación, lo que parece ser un ejercicio para fortalecer sus músculos respiratorios antes de nacer.

Por lo general, el hipo en los recién nacidos ocurre después de comer rápido, pero no es doloroso ni peligroso. Para prevenirlo, simplemente debemos alimentar al bebé de manera más pausada, en un entorno tranquilo y libre de distracciones.

¿Es la regurgitación un signo de alarma?

La regurgitación es un síntoma común en recién nacidos que se debe a la inmadurez del esfínter esofágico, el cual conecta el esófago con el estómago. También puede producirse cuando los bebés se encuentran tumbados tras la toma, favoreciendo que la leche vuelva a la boca y, por tanto, se produzca el reflujo. 

Es importante que distingamos entre el reflujo sin señales de alarma y la enfermedad por reflujo gastroesofágico el cual se caracteriza por pausas respiratorias, posturas anómalas, irritabilidad, rechazo de tomas… 

En el caso de la regurgitación sin señales de alarma, no se requieren pruebas adicionales y el diagnóstico se basa en la evaluación clínica. El tratamiento consiste en medidas posturales, como mantener al bebé en posición más vertical durante las tomas. Por lo general, los síntomas mejoran con el tiempo, alrededor de los 6 meses, cuando el bebé se sienta y se introduce la alimentación complementaria.

¿Cómo distingo el reflujo gastroesofágico de los vómitos?

Es importante saber distinguir el reflujo gastroesofágico frente a los vómitos. Por lo general, los vómitos en recién nacidos suelen indicar condiciones más graves y se manifiestan con vómitos intensos y proyectados. Es importante que al consultar al pediatra seamos capaces de proporcionar detalles como la frecuencia, el momento en el que ocurren, el color o la fuerza de los vómitos, ya que el babeo suele asociarse más al reflujo. 

Además, es esencial evaluar el estado general del niño y observar si presenta otros síntomas como cansancio o fiebre.

¿Cuándo se considera que las deposiciones del recién nacido son motivo de preocupación?

El ritmo de las deposiciones en los recién nacidos puede variar ampliamente y se considera normal en un rango bastante amplio. Es decir, que es normal tanto hacer 10 o 12 deposiciones al día como hacer una cada 6 o 7 días. 

Lo más importante es reconocer lo que no es normal, como las heces de color blanco o rojo. Las heces negras iniciales, conocidas como “meconio”, son normales y con el paso del tiempo adoptarán un color mostaza. 

El tipo de lactancia, ya sea materna o artificial, también va a afectar a la frecuencia y las características de las deposiciones. En general, la lactancia materna se asocia con más deposiciones al día, mientras que en la lactancia artificial las deposiciones pueden ser menos frecuentes pero con una mayor consistencia. 

La diarrea en los recién nacidos suele deberse a infecciones gastrointestinales, como la gastroenteritis aguda, y se manifiesta con síntomas como vómitos, fiebre y decaimiento. El tratamiento implica rehidratación oral o, en casos graves, hospitalización para hidratación intravenosa. 

Por otro lado, el estreñimiento en bebés se caracteriza por menos de dos deposiciones por semana, además se caracterizan por ser duras y dolorosas. A menudo, el bebé puede estar irritable o comer menos de lo normal. En estos casos, se pueden administrar probióticos orales o laxantes como tratamiento. 

¿En qué consiste el cuadro de la disquecia del lactante?

Se trata de un trastorno causado por la inmadurez del sistema digestivo del recién nacido. En este caso, se manifiesta como una falta de coordinación entre la presión ejercida en el abdomen y los músculos del suelo pélvico, lo que impide que el lactante pueda expulsar las heces con facilidad. 

Este cuadro suele ir acompañado de llanto e irritabilidad, generalmente unos 10 o 20 minutos antes de la evacuación de heces. A diferencia del estreñimiento, las deposiciones son blandas y normales. El tratamiento recomendado consiste en el uso de probióticos para ayudar a regular la flora intestinal y resolver este trastorno. 

¿Quieres aprender más sobre los signos de alarma en el recién nacido? Te recomendamos nuestro Curso de Atención y Cuidados del Recién Nacido, donde os ayudamos a reconocer cuáles son los signos de alarma por los que debéis preocuparos y cómo actuar en estos casos.

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